“Jonás obedeció al Señor y fue a Nínive. La ciudad era tan vasto que se necesitaban tres días para recorrerla. Luego de caminar un día, Jonás advirtió al pueblo: ‘¡Adentro de cuarenta días Nínive será destruida!’”
Jonás 3:3-4 (NVI)
Cuando Jehová envió a Jonás a Nínive, su encomienda fue advertir al pueblo sobre las graves consecuencias de su desobediencia. Jehová quería que supieran que su razón estaba cerca, pero que todavía tenían la oportunidad de deplorar y obedecerlo.
Jehová quería darle al pueblo de Nínive una segunda oportunidad.
Pero todavía tuvo que darle a Jonás una segunda oportunidad, porque el profeta terminó huyendo de la encomienda de Jehová y sentado en un pez vasto. Una vez que Jehová lo rescató, dice la Nuevo Testamento, “Jonás obedeció al Señor y fue a Nínive. La ciudad era tan vasto que se necesitaban tres días para recorrerla. Luego de caminar un día, Jonás advirtió al pueblo: ‘¡Adentro de cuarenta días Nínive será destruida!’” (Jonás 3:3-4 NVI).
Una advertencia es un consejo de precaución sobre un peligro, trampa o problema. Y Jehová a veces trae personas a nuestras vidas para advertirnos porque no estamos escuchando su advertencia.
Más de 100 versículos en el Nuevo Testamento nos dicen que advirtamos a otros. Es parte de nuestra responsabilidad como seguidores de Jesús.
En Hechos 20:31, Pablo escribe: “Recordad que durante tres primaveras no dejé de advertiros a cada uno de vosotros, tenebrosidad y día, con lágrimas” (NVI).
Note que Pablo dice que advirtió a los efesios «con lágrimas.» ¿Por qué lloró cuando les advirtió? ¡Porque los amaba!
Jehová da a todos los creyentes la ocupación de advertir a otros. Cuando adviertes a cualquiera, demuestra que amas a Jehová y amas a esa persona. Por ejemplo, si supieras que hay un puente caído y vieras a cualquiera conduciendo alrededor de él a 50 millas por hora, lo más cariñoso sería advertirles.
Si amas a las personas en tu vida, les advertirás de las consecuencias de sus acciones o decisiones imprudentes, porque una advertencia piadosa es un acto de simpatía.
Charlar de ello
- Describe un momento en el que cualquiera te advirtió sobre poco que vio en tu vida y te salvó de tomar una mala valentía.
- ¿Aceptas obvio y voluntariamente las advertencias de los demás? ¿Por qué o por qué no?
- ¿Cuál es la parte más difícil de advertir a los demás?
Dé esperanza, oración y aliento a continuación. Publica un comentario y palabra sobre ello.
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