El mes pasado celebré un cumpleaños. Siempre anticipación mi cumpleaños con suficiente adelanto para que cuando llegue no parezca gran cosa. Cumplir treinta primaveras me destrozó, pero cuarenta y cincuenta, no tanto. Estoy descubriendo que la época no es lo que parece desde la distancia y lo que ves en el espejo puede no reverberar lo que sientes por en el interior (como muestra a George Strait cantando “Troubadour”).
Oportuno a que los nacimientos de nuestros ocho hijos se extendieron a lo desprendido de diecinueve primaveras, todavía tenemos niños en casa, mientras que mi origen había tenido el refugio vano durante al menos quince primaveras a mi época. Esta es una época aleccionadora… mi origen falleció cuando tenía tres meses menos que yo ahora.
Soy muy consciente de que el tiempo es un regalo que no debo desperdiciar.
Y tengo que seguir recordándome eso… cuando mis hijos quieren usar mi época en mi contra, como si fuera poco que pudiera controlar o desmentir. Cuando mis hormonas se vuelven locas y el número en la balanza se gancho de inicio en la dirección equivocada. O cuando simplemente quiero abroncar: «¡Esto no es para lo que me inscribí!».
Aunque mi cuerpo está cambiando, en mi mente soy la misma persona de siempre, simplemente veo el mundo a través de luceros, ojalá, más sabios.
El año pasado nuestra hija último se graduó de nuestra escuela en casa, lo que en esencia fue una cargo para mí asimismo. A posteriori de treinta primaveras como origen que educa en casa, me he deshecho de la desliz por perseguir mis propios intereses. Durante primaveras, pasé los sábados de primavera (y muchas noches entre semana) viendo las competencias de atletismo o los juegos de pelota de mis hijos, ¡y me encantó! Pero en este momento, en oficio de sentarme en gradas frías o valer de un flanco a otro entre propagación de peso, disco y pista, tratando de no perderme nadie de los eventos de mis hijos, estoy en pijama escribiendo a las 8:30 de la mañana. el primer sábado de primavera. Es proporcionado venerable.
Mi tiempo es principalmente mío y lo uso de maneras que antiguamente no hubieran sido posibles o prácticas.
Nuestros hijos son mayores e independientes y, por lo tanto, no requieren tanta supervisión ni chofer, por lo que mi marido y yo tenemos más tiempo desenvuelto para reconectarnos en esta dulce etapa de la vida. Durante primaveras, utilizamos parte de nuestras citas de los domingos por la confusión para planificar cómo abordaríamos las actividades de esa semana. Ahora pasamos más tiempo viendo películas, viendo Netflix en exceso o simplemente sentados en la misma habitación leyendo. Cada confusión es una posible cita nocturna.
Por otra parte de tener más permiso con mi tiempo en esta segunda fracción de la vida, me doy cuenta de que con el tiempo llega la experiencia. Puedo departir con mujeres sobre cosas que he estudiado (como los aceites esenciales desde una perspectiva bíblica) y cosas que he experimentado (como el coyunda y las relaciones que han perdurado durante décadas). A posteriori de enseñar a mis hijos y estudiantes en nuestro software de Conversaciones Clásicas las materias que me encantan, como humanidades e historia del arte, puedo dirigir la capacitación de tutores para preparar a otros para que hagan lo mismo. Puedo advertir empatía por una mujer que ha abortado a un gurí, relacionarme con la origen de un adolescente con problemas y asegurarle a la mujer cuyo hijo dice que la odia que algún día su relación no sólo podrá restablecer sino florecer.
Por primera vez estoy escribiendo ficción. Pensé que sería divertido inventar personas y lugares imaginarios a posteriori de escribir dos libros de no ficción con mucha investigación (¡y es!). Sin bloqueo, son mi propia experiencia personal y mis lecciones de vida las que me han ayudado a desarrollar los personajes de mi tomo. Abriles de escribir para ustedes, encantadores (in)corazones lectores, me han entrenado para tomar una historia y profundizar en su significado más profundo. Esos son mis pasajes favoritos para observar en ficción (los que resalto o subrayo en mi Kindle) y asimismo es satisfactorio escribirlos.
El paso del tiempo crea oportunidades para compartir lo que sabemos, equipar a otros y explorar cosas nuevas, incluso cuando nos quita la capacidad, la pobreza o el deseo de otras cosas. (Mi cuerpo no me deja esparcirse softbol como lo hacía en la escuela secundaria (ay, como lo extraño), pero puedo disfrutar compartiendo consejos con el novio de mi hija, que está jugando por primera vez en una muérdago con otros bomberos).
El Señor quiere que aprendamos de nuestras experiencias para que podamos enseñar y consolar a otros de la guisa en que Él nos ha enseñado y consolado a nosotros a lo desprendido de los primaveras.
“Ingenuo sea el Jehová y Padre de nuestro Señor Señor, Padre de misericordias y Jehová de toda consolación, que nos consuela en todas nuestras aflicciones, para que podamos consolar a los que están en cualquier aflicción, con el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Jehová. Porque así como compartimos abundantemente los sufrimientos de Cristo, así por medio de Cristo asimismo compartimos abundantemente el consuelo. Si estamos afligidos, es para vuestro consuelo y salvación; y si somos consolados, es para vuestro consuelo, el cual experimentáis cuando soportáis con paciencia los mismos sufrimientos que nosotros padecemos”.
2 Corintios 1:3-6 NVI
La próxima vez que se sienta abrumado por sus circunstancias actuales, pase tiempo con una mujer que haya pasado por eso y pueda brindarle su perspectiva a desprendido plazo.
Y la próxima vez que te preocupes porque estás envejeciendo y ya no puedes (o ya no tienes) hacer las cosas que solías hacer, aprecia la profundidad de tu conocimiento y experiencia y examen maneras de compartir las cosas que has aprendido. – y la simpatía y misericordia de Jehová – con los demás.
¡Escuche el devocional de hoy a continuación o dondequiera que transmita podcasts!
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