Fue unos días antaño del Miércoles de Ceniza, el día en que la muchedumbre va a la iglesia, se esparcen cenizas en la frente y escuchan a alguno afirmar: Recuerda que eres polvo y al polvo volverás.
Este año no fui al servicio del Miércoles de Ceniza. No necesitaba un recordatorio de nuestra mortalidad. Había recibido uno casi nada unos días antaño, cuando falleció un amigo mío. Conmocionó mi sistema. Su homicidio desencadenó un añejo trauma. Pero tenía previsto platicar en un evento en Calgary, Alberta, así que me subí a un avión.
Tan pronto como terminé de platicar, me subí a mi coche alquilado y conduje hasta las montañas. Sentí que podía salir de mi piel y necesitaba acercarme a poco que Todopoderoso mismo había hecho. Lloré y conduje, lloré y conduje. Puse música de adoración. Las montañas aparecieron a la audiencia: amplias y grandiosas, apareciendo más grandes y mucho más firmes que yo. Podía sentirme respirar profundamente y luego otro.
Mantuve mis fanales en las montañas y le dije a Jesús lo poco que sentía que me quedaba en mí. Le dije lo cansado que estoy de que la muchedumbre muera. Le dije que no quería ir a más funerales.
Todopoderoso conoce aceptablemente los funerales. Fue la única persona presente en el funeral de Moisés.
En Deuteronomio 34, el zaguero capítulo de los cinco libros de la Torá hebrea, Moisés murió. Incluso el intrépido líder tuvo que afrontar la homicidio. Los amigos y familiares de Moisés no lo rodearon cuando falleció, pero él sí tenía a Todopoderoso.
“Y Moisés, siervo de Jehová, murió allí en Moab, como Jehová había dicho. Lo enterró en Moab…” Deuteronomio 34:5-6 NVI
El “Él” en el versículo seis es Todopoderoso. ¿Captaste eso? Es bonito: Todopoderoso sepultó a Moisés.
¿Cómo se sintió Todopoderoso cuando enterró a su amigo? ¿Cuando estaba echando tierra sobre el rostro del hombre con quien habló cara a cara?
Todopoderoso sabía que Moisés estaría con Él para siempre y, sin confiscación, aún tuvo la ternura de enterrarlo. Todopoderoso puso sus manos en la tierra, puso tierra debajo de sus uñas y se arrodilló pegado a un cuerpo que ya no respiraba vida.
Todopoderoso no estuvo carente ni distante en presencia de la homicidio de Moisés. No se apresuró a atravesar el dolor para celebrar que Moisés pronto estaría con Él en la inmortalidad. Nadie vio a Todopoderoso tapar a Moisés, pero Todopoderoso consideró un funeral lo suficientemente importante como para realizarlo Él mismo.
Todopoderoso no parece tener miedo de los entierros. No puedo evitar preguntarme cuán vitales Él sabe que son, porque la homicidio viene antaño de la resurrección.
La resurrección está llegando. Sabemos que eso es cierto, particularmente en esta temporada de Cuaresma cuando pronto llegará la Pascua. Esperamos con anticipación celebrar la gloriosa resurrección de Jesús, quien venció a la homicidio de una vez por todas. El Domingo de Pascua es uno de mis días favoritos del año.
Pero resurrección significa que alguno ha muerto.
Nuestro Todopoderoso no tiene la costumbre de apresurarse en presencia de la homicidio o el duelo. Lloró en presencia de la tumba de Su amigo en Juan 11, y enterró a Su amigo completamente solo en Deuteronomio 34.
Es “un hombre de dolores, experimentado en el más profundo dolor”. Él conoce tu dolor y conoce el mío.
Se acerca Semana Santa, sin duda. Pero el Viernes Santo es lo primero. Todopoderoso no le teme a la homicidio ni a tu dolor. Él llora con nosotros. Está cerca de los que tienen el corazón partido.
Y pronto, cuando empecemos a ver un centella de luz debajo de la tristeza, podremos aferrarnos a esto igualmente…
La resurrección está llegando.
¡Escuche el devocional de hoy a continuación o dondequiera que escuche podcasts!
Deja un comentario
————————————————– —————–
Esta página transcribe artículos de diversas fuentes de dominio notorio, las ideas expresadas son responsabilidad de sus respectivos autores por lo cual no nos hacemos responsables del uso o la interpretación que se les dé. La información publicada nunca debe sustituir consultoría profesional, médica, admitido o psicológica.